Ante el escenario que le había pintado Luis Cedeño a su hijo, Thiago no pudo pegar el ojo en toda la noche.
Simplemente, lo que su padre le estaba diciendo es que debía terminar su compromiso con Darla por un hijo del que nunca supo, de eso no pudo evitar culpar y maldecir a Dayana.
Su mundo estaba hecho un cúmulo de emociones, asombro, curiosidad, miedo, odio, todo y nada formaban parte de lo que en ese momento estaba viviendo. En su mente había una idea, ¿Qué tal si se equivocaba? ¿Qué tal si ese niño no era suyo? ¿Qué tal si mandaba todo a la m****a y ese niño no era su hijo?
Una vez convencido en lo primero que debía hacer, le pidió a uno de los informantes que se adelantara en la escuela y le avisara si Dayana llegaba con el menor. Tal como lo había pensado, Dayana llevó al niño al colegio.
Él, al verlo, a lo lejos, sintió algo extraño, se veía encantador en su pequeño uniforme.
Tras estar en su auto por largo rato, analizó que era lo que debía hacer y finalmente, le pidió a uno