A la mañana siguiente, Liliana se levantó sin muchos ánimos. Si fuese por ella, pondría el pretexto de estar enferma, pero le quedaban pocos días para el cierre de mes y necesitaba terminar los reportes.
Con ello en mente, se levantó, se bañó y cambió, le pidió a Leo que alguien, la llevara a las 6:30 am. No quería dar la oportunidad de toparse con Gabriel, menos después de lo que había sucedido una noche antes y mucho menos, con las palabras que le había dicho.
Liliana llegó a su oficina, se encerró y comenzó a hacer números, que era para lo que estaba ahí. Esperaba que el día transcurriera rápidamente, de ser necesario, no saldría ni a comer, no quería toparse con Gabriel.
Ella tenía muchos deseos de pasar desapercibida, pero el destino tenía preparada otra cosa muy distinta, pues, por mucho que no quisiera ni ir a comer, necesitaba ir al tocador.
Eran las 7:55 am cuando la figura imponente y atractiva de Gabriel se visualizó en la recepción. Esta vez no iba solo, iba acompañado