Gabriel se quedó con una extraña sensación que lo acompañó por varios días. Las palabras de su amigo habían logrado sacarlo de órbita.
Su matrimonio no era nada de lo que había imaginado, la fase de enamoramiento en donde Frida y él se veían por unas horas o en algunos días, se estaba viendo rebasada por el matrimonio.
Frida se la pasaba haciendo en vivos, en casa, en la habitación, en la ducha, prácticamente en todas partes. Incluso había ocasiones en las que entraba al estudio de Gabriel, lo interrumpía solo para darle un beso y exponerlo ante millones de sus seguidores.
Gabriel hacía un esfuerzo sobrehumano para mantener la calma, puesto que, tras la última discusión que ella y él habían tenido el día que regresaron de su luna de miel, el hombre entendía que así había conocido a Frida y debía aceptar aquella situación.
- Mi cielo, mi vida… ¡Gabe! -dijo Frida entrando en la habitación.
- Hmm… ¿Qué sucede? -dijo Gabriel, medio dormido.
- Oye, debo ir a grabar un comercial a Cozumel. M