Mientras la vida de todos seguía su curso, Luis Cedeño descubría una verdad que podría ser considerada dolorosa, pero más que dolorosa, era molesta para él, pues, nuevamente, aparecía en su vida el nombre de Theodore Howard y él perfectamente sabía que significaba esto.
- ¿Dices que él fue quien ayudó a mi hija a escapar? -pregunto el hombre aún con duda.
- De no ser por él, ¿Cómo crees que tu hija seguiría viva? Theodore Howard no es cualquier persona.
- ¡Yo tampoco soy cualquier persona! -dijo Cedeño con seriedad.
- ¡Pues lograron engañarle! Pero, afortunadamente para usted, yo estoy aquí para ayudarle, tal como lo ha visto, no he dicho mentiras, ahí está todo lo que pude investigar en su debido momento y, para ser honesta, no me arrepiento de nada de lo que hice.
- Si todo lo que dices es verdad, entonces, ¿Me estás diciendo que no te arrepientes de haber lastimado a mi hija? -dijo el hombre con un poco de incredulidad.
- Señor Cedeño, en su debido momento, era necesario hacer lo qu