Capítulo 50: Mi solecito

Paulina

Me quedé dentro del baño con el corazón latiéndome en la garganta.

No podía moverme. No después de lo que acababa de vivir…

No después de tenerlo tan cerca. No después de ver a esa niña.

Apoyé la frente contra la puerta, cerrando los ojos, tratando de respirar.

Fue entonces cuando escuché algo. Un murmullo que apenas se distinguía, justo al otro lado de la madera.

—…dijiste que no habría vuelta atrás.

Era la voz de Pierre. Baja, apretada e irritada.

—Y no lo hubo —respondió otra, más aguda, cargada de impaciencia. Lucile.

Mi cuerpo se tensó.

—Me aseguré de pagarle muy bien a la enfermera para que terminara con su vida.

Hubo un breve silencio. Un par de pasos. Una exhalación.

—Entonces explícame, ¿cómo es que sigue aquí y no 6 metros bajo tierra? —gruñó Pierre—. ¿Qué demonios falló, Lucile?

—No lo sé… —murmuró ella, más para sí misma que para él—. Tal vez alguien en el hospital se apiadó… o tal vez no estaba tan sola como creímos.

Mi sangre se heló.

No hablaban de alguien.

H
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