Pierre
Desperté con el ardor punzante de la piel quemada aferrado a mis piernas como un recordatorio cruel de mi propia debilidad.
El hospital olía a químicos baratos y a derrota. La luz artificial me cegaba un poco, pero el dolor era lo suficientemente real como para anclarme a este infierno que ahora habitaba.
Flashback
Cuatro días. Habían pasado cuatro malditos días en un estado semiconsciente, drogado hasta los huesos con analgésicos que me mantenían dócil, inmóvil… inútil.
Sandra estaba muerta.
Y Paulina…
Ella se había vuelto humo otra vez.
"¿O acaso la loca de Lucile si acabó con su vida esta vez?" Esa pregunta vagaba en mi pensamiento, pero está vez hasta no ver su cuerpo no lo creería.
Golpeé el borde de la bandeja con el antebrazo vendado. El estúpido de Vincent, mi escolta de confianza, dio un salto desde la silla en la esquina de la habitación.
—¿Qué carajos pasó con la seguridad? —gruñí, con la garganta seca y la voz rasposa como papel viejo.
—Señor Moreau... usted pid