LA MANSIÓN
La tarde caía, dorada y tranquila. Pero dentro de la mansión, el aire era espeso, irrespirable.
Sienna estaba en el invernadero, cuidando las orquídeas. El sol le acariciaba la piel con suavidad. Parecía una madre como cualquier otra.
Pero ya no había espacio para lo común.
Isabella entró sin anunciarse.
—Mamá.
Sienna volteó y sonrió, dulce.
—¿Cómo está Elías?
—Durmiendo. Está a salvo… por ahora.
Sienna notó algo en su tono. Se incorporó lentamente.
—¿Pasó algo?
Isabella se acercó y puso sobre la mesa de cristal una carpeta con documentos, y el celular que encontró en la biblioteca.
—Quiero que leas esto. O mejor aún… quiero que me lo digas tú.
Sienna frunció el ceño. Tomó el primer documento. Su rostro cambió al ver el nombre:
«Sienna Márquez. Factor LUX-9. Portadora. Rastro directo – Linaje Alfa.»
—¿Qué es esto…?
—Tu origen. El que nadie te contó.
Los Márquez… son tu sangre.
Sienna negó con la cabeza.
—No, no… yo fui adoptada. Nunca supe quiénes eran mi