Siempre sentía que alguien quería hacerle daño y veía a todos como enemigos.
Pero Silvia intuía que no era tan simple como un secuestro.
—Después de que secuestraron a Vivi, la busqué durante mucho tiempo. Cuando finalmente la encontré, estaba como el día que tuvo su crisis, completamente enloquecida, ni siquiera me reconocía. Estuvo devastada por varios días, llorando aterrorizada cada noche.
Silvia frunció el ceño.
—¿Qué ocurrió exactamente? ¿Acaso Vivian...?
Daniel sonrió con resignación.
—No. Solo que presenció escenas de tortura. Escuchó gritos de sufrimiento y vio sangre por todas partes. Le dijo al psicólogo que al cerrar los ojos, todo lo que veía era sangre; el mundo entero era rojo. Después tuvo un colapso total, quedó inconsciente por varios días y cuando despertó, había olvidado todo el incidente. Pero se volvió hipersensible. Sé que nunca se ha recuperado completamente.
Así que era eso...
Con razón Vivian era tan temerosa.
—Señor Caballero, Vivi probablemente eligió olvida