T.R
Tras asumir el papel del imperio empresarial de su padre, Dominic Anderson se obsesionó con encontrar a la secretaria perfecta. No buscaba solo eficiencia o puntualidad, exigía precisión quirúrgica, lealtad inquebrantable y una mente capaz de anticiparse a sus pensamientos. Una tras otra, las candidatas fallaban. Ninguna lograba encajar en el molde de perfección que él había forjado.
Hasta que llegó ella.
Pequeña, serena, con una mirada que parecía medir cada rincón de la sala. Paula Jones no solo superó las pruebas... las rediseñó a su favor. En cuestión de días se convirtió en indispensable. Silenciosa, eficaz, impecable.
—Soy Paula Jones, la secretaria del señor Anderson.
Pero Dominic aún no lo sabe: no fue él quien la eligió. Fue ella quien se dejó encontrar.
Y su verdadero informe apenas comienza.