Mundo ficciónIniciar sesiónJane Tuell es una hermosa flor venenosa, elegante pero peligrosa y salvaje. Es tan atrayente que a cualquiera hechizaría con solo posar los ojos en ella, cayendo adicto por una mínima pisca de su atención pero si alguien llega a probarla es venenosa y letal como ninguna otra. Atrévete y entra a descubrir la vida de una Tuell.
Leer másAleister. -No me convence- Exclama Jane un poco estresada por lo que despegue mi vista de mi laptop para verla discutir sola y en voz bajita, esa es mi señal para dejar de trabajar por hoy y dedicarme a ella. Me levanté del sillón y caminé hacia ella que solo está a unos cuantos pasos míos trabajando, tal y como cada noche me coloco tras de ella y masajeo sus delgados hombros. -¿Quieres un poco de té?- le pregunte al saber que eso la logra relajar. -Por favor- me incline y deje un beso en su mejilla viendo su hermosa cara por última vez para dirigirme a la cocina, al dejar calentando el agua me dirigí al refrigerador buscando algo que sea capaz de cocinar, cuando encontré los ingredientes necesarios los saque y me puse a manos a la obra.
-No puedo hacerlo- dije por segunda vez de los más asustada.- Señorita Tuell, la señora Raisa pide su presencia- negué con miedo.-Ni de coña- no iba a entrar a ese cuarto donde Raisa va a dar a luz para estar junto a ella cuando lo haga, no porque no quiera sino porque me aterra ver cómo sale un bebé por la vagina de mi mejor amiga además de otras cosas, en mi vida he presenciado cosas terribles pero nada como esto y menos cuando una noche antes he visto junto a Aleister vídeos de como nacen los bebés, vídeos que no quiero presenciar en vivo.-Si decide cambiar de opinión puede entrar- se retira la enfermera dejándome de lo más indecisa porque este ataque de nervios me ha dado cuando ya hasta estoy vestida para poder entrar, tengo la opción de quedarme fuera por mi salud mental y no ver imágenes traumatizantes pero recibir toda mi vida reproches más reclamos o entrar y admirar el milagro de la vida para luego pegarme un tiro.-Elige lo que quieras- escuche la voz de Al
Veo como mi padre cuando nos ve sonríe alegremente dejando ver aún más sus arrugas, cuando estamos cerca de él se acerca y me abraza para luego separarse y mirar de arriba a abajo a Aleister que parece que le acaban de decir que tiene que ir a la guerra obligatoriamente, su cara de nervios me da tanta gracia que me dan ganas de tomarle una foto pero me abstengo.-Veo que sigues intacto, por ahora- le habla con un tono serio, muy raro de mi papa que adora a Aleister y parece que desde el momento uno lo aceptó como uno más.-La cuido muy bien como ustedes me aconsejo- observe como la manzana de adán de Aleister se mueve para luego mirar a mi papá con desconcierto por dar consejos tan absurdos, parece que no sabe cómo es su hija pero lo que sí me desconcierta totalmente
-Vamos, ya es hora que de habrás tus ojitos- hice una mueca al sentir como besaba mi cara y murmuraba palabras dulces.-Cállate y duérmete- me voltee hacia el otro lado para que dejara de interrumpir mi sueño.-Vamos mi cielo, tenemos que ir a la casa de tus papás- al terminar de hablar sigue besando mi espalda, al parecer está muy emocionado de que lo hayan invitado por primera vez a el infierno. M
Veo a Aleister de espaldas tan quieto como estatua, seguramente me está esperando, me siento estúpida por lo que voy a hacer pero prefiero hacerlo a quedarme con las ganas. levante mis brazos y tapo con mis manos sus ojos o bueno mejor dicho tapó sus lentes haciendo que se alteren. -¿Quién crees que soy?- pregunte con una sonrisa que se vería borrada de inmediato por sus estupideces. -La pelinegra que me coqueteo hace unos minutos- asegura, se me va toda la alegría, lo sabía es todo un ojo alegre. -No me rete señor Thenny- toma entre sus manos las mías cuando las voy a quitar de su cara y al darse la vuelta me envuelve en sus brazos. -Cuando hablas con ese tono logras estremecerme completamente, siento me lanzaras a
Abrí la puerta a la par con alegría y camino a la sala viendo a mi familia ahí. Raisa está tejiendo un gorrito para mi futuro sobrino, mi madre y padre hablan con entusiasmo mientras mi padre le hace cariñitos como un adolescente y el antipático de Damián lee unos papeles al lado de su esposa, al escuchar el ruido que hacen mis tacones al caminar voltean y me dan una mirada para volver a lo que están haciendo como si nada, se me borra la sonrisa.-He llegado, buenos días- me paró al frente de todos esperando siquiera un "buenos días" pero ellos nuevamente me miran po





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