KaelSubí a la suite matrimonial junto a Lia, sintiendo cada escalón como si estuviera subiendo al cadalso, el peso del traje de Alpha era plomo, pero el peso del anillo en mi dedo era insoportable lo que acababa de hacer era la máxima traición a mi lobo, a mi sangre, a mi instinto.La suite estaba opulentamente decorada, flores, sedas caras, y el olor dulce y artificial del perfume de Lia era un contraste grotesco con el aroma a cedro, bosque, y desesperación que Lyra y yo habíamos compartido en su casa.Lia se giró hacia mí, radiante y triunfal, la máscara de Alpha reemplazada por la de la esposa satisfecha.— ¡Finalmente, Kael! —dijo, su voz ronroneando—. Ahora somos uno la Sombra de Acero y el poder del Sur. Es hora de sellar este pacto, como ordenan nuestros padres y la Luna—Intentó besarme, pero me aparté, caminando hacia la ventana, necesitaba aire, necesitaba ver las estrellas, necesitaba desesperadamente borrar la imagen de Lyra en brazos de Dorian.— Date prisa y víste
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