—Mira, sé que no puedo pedir nada en este momento, pero, ¿podemos encontrar a tu abogado en el hospital? Sería hasta más fácil.—¿Por qué?Théo sabía el porqué, pero le gustaba ver a Maia suplicando, ya que siempre le gustaba ver cuánto las personas dependían de él.—Mi hija salió de la cirugía hace poco, quería mucho verla, por favor.—No estoy interesado. —respondió secamente.Haciendo que ella lo mirara, mostrando lo indignada que estaba. Él tampoco conseguía entender, pero la forma en que ella lo miraba, indignada, terminaba agradándole.—Por favor, no voy a tardar.Se quedó en silencio, mientras conducía.Estaba yendo en dirección al hospital, pero fingía que no, pues era bueno ver la cara de tortura que Maia ponía. No había motivos para querer hacerle daño, pues el único error de ella fue estar en el lugar y momento equivocados. Sin embargo, la forma en que fue criado, con todos a su alrededor haciendo su voluntad, siempre le hacía querer encontrar a alguien a quien culpar cuand
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