Isa — PasadoEl vapor del tren se mezcla con la neblina de la madrugada, y llevo casi una hora abrazando esta maleta como si fuera un salvavidas. Mis dedos están entumidos, mis piernas duelen, y aun así sigo aquí… esperando.Adrián dijo que vendría por mí. “Cinco minutos antes que el tren,” prometió anoche, con esa sonrisa que parece capaz de incendiar todo a su paso. Dijo que huiríamos. Que no permitiría que mi padre decidiera mi vida. Que este verano no sería solo un recuerdo, sino un comienzo.Y yo le creí.Cada minuto que pasa, el altavoz anuncia nuevas salidas, nuevas llegadas, nuevos destinos. Todos se mueven. Todos avanzan. Menos yo.Miro el reloj de la estación: 06:48 a. m.Levanto la cabeza cada vez que escucho pasos acelerados, esperando reconocer su silueta, su camisa blanca arremangada, su cabello revuelto. A veces incluso creo escucharlo decir mi nombre entre el ruido, pero cuando giro… no es él.06:55 a. m.El tren ruge desde la distancia, como si viniera por mí, c
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