Durante los días siguientes, Daniel empezó a moverse con cautela, evitaba hacer llamadas desde su celular, usaba cafés diferentes, no hablaba con gente que no conocía.Pero aunque él tomaba todas las precauciones, sin saberlo, estaba siendo seguido, un par de hombres lo observaban a distancia, anotando cada paso, cada gesto y cada persona con la que se cruzaba.Daniel caminaba por la acera intentando mantener el rostro de solemnidad que lo caracterizaba, había encontrado una pequeña solución, algo temporal, un prestamista que había aceptado cambiarle algunas joyas exclusivas que él había conservado de Mari, sin que ella se diera cuenta.Con las manos en los bolsillos, asegurando su valiosa mercancía, Daniel había intentado mostrarse tranquilo mientras se adentraba en un barrio un tanto peligroso, lo que significaba un riesgo.Un riesgo que debía asumir aunque la paranoia lo devoraban por dentro, pues con cada paso que daba, él sentía que lo seguían.Alguien pasó cerca, Daniel gir
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