Mari sintió un nudo en la garganta, su pecho se apretó mientras las lágrimas amenazaban con resurgir. —Lo sé, yo… Lo sé… — Musitó Mari tragando grueso, sintiendo atorado todo lo que se había tragado con los años.De pronto, ella no pudo más, al mirar una vez más a su madre a los ojos, Mari estalló en llanto, incapaz de poder ocultar más ese hueco en el pecho, esa vergüenza que sentía. —Lo peor es que yo lo sabía y me aferré allí, por mis hijos, por mi familia, por el sueño que tenía de un hogar feliz… Pero luego, Daniel, él, me hizo sentir pequeña e inútil… Como si todo lo que yo fuera no tuviera valor y entonces, con el tiempo, yo… Yo lo creí y creí que todo era por mi culpa… Comenzó a soltar Mari, reventando a llorar inconsolable, sintiendo como finalmente, con cada palabra se desahogaba de todo lo que había guardado para si misma durante tanto tiempo.— Yo lo aguanté todo, mamá, pensé que si podía convencer a Daniel de creerme, podría salvar mi matrimonio… Luché… Luche m
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