Apenas Inés salió del restaurante y subió al coche. Jeremías se levantó de su silla y fue hacia la mesa donde permanecía sentada, Marlene. —¿Qué sucedió? —preguntó él viendo el sobre encima de la mesa.—La señora Inés quiere que me haga una prueba de ADN —respondió con la mirada perdida como si buscara en su cabeza algo de lógica en aquella propuesta.—Ven, —dijo mientras la sostenía del brazo con suavidad— será mejor que salgamos de aquí antes que Lucas llegue.—No vendrá. La señora Inés, lo convenció de no hacerlo. —De igual forma, te llevaré a tu casa. No te ves muy bien. En lo que Marlene subió al taxi, rompió en llanto. Jeremías no sabía como consolarla por lo que terminó rodeándola con su brazos. Marlene sintió un ligero temblor recorriéndole todo el cuerpo.—Todo va a estar bien. —murmuró él—. Inés no te hará daño, es mi hermana y la conozco muy bien. Aunque Marlene quiso gritarle que estaba equivocado, que su hermana era tan vil como Lucas, guardó silencio. Sentirse en br

[14:58, 20/11/2025] Ana Karina: Macarena guardó el teléfono en su cartera, continuó bailando en medio de la pista, desenfadada, alegre y algo desinhibida por la bebida. El tema musical de fondo, la hacía liberar todas sus emociones. Al unísono, tanto ella como el resto de la gente cantaban la icónica canción de los Del Río, la famosa Macarena:—Dale a tu cuerpo alegría Macarena que tu cuerpo es pa’ darle alegría y cosas buenas. —gritaba ella a todo pulmón rodeada por varios chicos que reían al verla eufórica, fuera de sus cinco sentidos.—¿Has visto lo guapa que está? Te aseguro que me la ligo esta noche. —dijo dando un golpe ligero con su codo a uno de sus acompañantes. —Vamos Carlos, no seas egoísta. Marcelo y yo también la queremos —replicó un segundo hombre.Los tres rieron y, sin dejar de moverse al ritmo de la música, fueron acercándose a ella hasta rodearla con disimulo. Uno de ellos le acercó su vaso, ofreciéndole un sorbo. Ella sonrió, negó suavemente con la cabeza y siguió

Al llegar al último piso, el ascensor se detuvo. La puerta se abrió de golpe. Ambos se vieron obligados a separarse por un instante.—Ops… —murmuró ella, intentando recomponerse—. Creo que hemos llegado. —Sí, eso creo —respondió él, frotándose el cabello aún perturbado. —Vamos —dijo ella en tono cómplice. Salieron sonriendo, tomados de la mano, con una complicidad que parecía envolverlos por completo. Caminaron por el pasillo entre risas. Al llegar a la suite, Jeremías pasó la tarjeta y empujó la puerta. En cuanto estuvieron dentro, el deseo volvió a desatarse y se besaron ansiosos, hambrientos, sedientos, como si el tiempo entre un beso y otro fuera demasiado.Las manos se desataron con lujuria, con una necesidad clara, sentirse, tocarse, estremecerse. A ratos, Jeremías sentía en su cabeza cómo atisbos de razón aparecían para confrontarlo y hacerlo reaccionar. Lo que estaba haciendo era moralmente inaceptable. Pero su corazón, ese que llevaba días deseando aquel momento, era más f

Lucas estaba a punto de salir de la oficina cuando recibió la llamada del modista.—Amore, no sé que ha pasado pero tu querida “dale a tu cuerpo alegría Macarena” no ha venido por su traje de novia. ¿Acaso suspendieron la boda y no me habéis contado? —¿Qué dices? —preguntó con asombro, verificando la fecha en que se supone iba a casarse con ella.—Lo que oyes, amore. No vino. Tras su respuesta, Lucas cortó la llamada y comenzó a llamar a Macarena. El teléfono sonó repetidas veces sin que ella atendiera su llamada.—¡Joder! ¿Dónde mierda te has metido Macarena? —dejó aquel breve pero contundente mensaje— llámame en lo que escuches la maldita nota.Lucas aflojó el nudo de su corbata y se levantó del asiento, estaba comenzando a sospechar de que algo estaba sucediendo. Macarena, nunca dejaba de contestarle una llamada, mucho menos ir de viaje de forma inesperada. ¿Estaba perdiendo el control sobre ella?Para un hombre machista y narcisista como Lucas, perder el control sobre quienes su

¿Qué más necesitaba Macarena ver para darse cuenta de que Lucas la había estado usando? —No necesitas herirme con tus verdades. Ya entendí claramente que Lucas sólo estuvo jugando conmigo —dijo arrastrando las palabras—. lo que no logro entender, es el porqué. Quién sí entendía perfectamente sus razones era Jeremías. El único interés que tenía su sobrino, era estar con Macarena, ser el primero en hacerla suya; aunque ella sólo fuera una más en su larga lista de conquistas. —Deberías preguntárselo ¿no crees? Aquella pregunta estaba cargada de absoluto sarcasmo. Aunque Macarena intentara ocultarlo, Lucas seguía importándole. ¿Entonces por qué se entregó a él? Las dudas comenzaron a aparecer en su cabeza. Jeremías tomó los paquetes, mientras Macarena cerraba la puerta y bajaba detrás de él. Subieron al coche, ella seguía pensando en lo ocurrido, mientras él conducía, en silencio. Repasando en su memoria los momentos de pasión vividos junto a ella. El silencio durante el trayecto de