PaulIntenté seguir a Marina cuando echó a correr con lágrimas en sus ojos. La sujeté por el brazo y traté de hablar con ella y pedirle que me dejara explicarle las cosas, pero cuando la miré a su hermoso rostro y vi sus lágrimas cayendo por sus mejillas, su nariz moqueando y sus mofletes ardiendo, entendí que debía darle espacio. No mucho, ella estaba herida en el alma, enfadada y yo no pensaba dejarla sola por mucho tiempo.Me di la vuelta para encarar a aquellos miserables, los máximos culpables de todo lo que acababa de pasar. No, no nos mintamos así, por mi parte yo soy el máximo responsable de no haberle contando antes a Marina la verdad, mi verdad. Fui un cobarde cuando tuve la oportunidad de sincerarme con ella. ¿Si se lo hubiera dicho antes, me habría perdonado? No se, quiero creer que sí. Ella no es una persona rencorosa, pero después de todo lo que le ha pasado con Carlos, entiendo que tenga miedo a que la vuelvan a engañar y mentir.—Me van a decir todas las mentiras que l
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