La luz del mediodía se filtraba por los ventanales del ático, iluminando los planos de Cliffside Manor desplegados sobre la mesa de cristal. Olivia, con un lápiz entre los dientes y la tablet en la mano, trazaba anotaciones en los márgenes. Llevaba horas inmersa en el proyecto, buscando contratistas, revisando permisos, calculando presupuestos. Era un trabajo meticuloso, agotador, pero también un refugio. Mientras su mente estuviera ocupada con problemas logísticos y soluciones prácticas, no había espacio para analizar los mensajes de Sebastian ni para cuestionar la naturaleza de su relación con Alexander.La puerta del estudio se abrió. Alexander emergió, con el pelo impecable y una tableta en la mano. Su mirada, intensa y calculadora, escaneó la escena antes de posarse en ella.—Progreso —afirmó, más que preguntó, acercándose a la mesa.—Sí —respondió Olivia, apartando el lápiz de su boca—. He identificado tres firmas de restauración con experiencia en propiedades históricas. Todas
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