31. Que sucediera lo que tuviera que suceder.
Todo sucedió tan rápido. Sin darse cuenta, ambos estaban sumergidos en ese placer, en ese deseo incontrolable. Los besos comenzaron a fluir con desesperación, ignorando lo que pudiera ocurrir al día siguiente. Khaled se apartó unos segundos, mirándola con los labios entreabiertos, intentando contenerse. Pero Sarada no pudo resistir más. Lo atrapó nuevamente y lo besó con una pasión que había dormido durante años.No dijeron más. Decidieron entregarse a ese instante, intentando olvidar por un momento el pasado, los errores, los compromisos. Khaled la tomó de la mano y la guió hasta una habitación vacía. Allí, con manos temblorosas pero decididas, la despojó de su ropa, besando cada rincón de su piel con una ternura feroz, como si quisiera memorizarla con los labios. Se sumergió en ella como aquel joven enamorado de años atrás, como si el tiempo no hubiese pasado.Lo único que él tenía claro en ese instante era que deseaba a esa mujer. La necesitaba. Era el amor que había marcado su vid
Leer más