36. Celosa.
Khaled miro a Sarada con incredulidad.
—¿Quieres que mi hijo tenga un hermano? ¿Una hermana? —añadió él con una risa irónica.
—Bueno, tienes a tu prometida. Me imagino que al casarte con ella, lo buscarás.
—¿Por qué hablas así? ¿Por qué dices cosas tan incoherentes?
—No lo son para mí. Si vas a casarte, es natural que quieras tener un hijo.
—Estás celosa.
—¿Celosa? ¿Por qué estaría celosa? Tú tienes tu vida y yo la mía. Por eso quiero regresar a Alemania.
—Pues no vas a regresar. No por ahora. Estás muy equivocada.
La discusión se intensificó, pero en ese momento, la puerta del consultorio se abrió y apareció el médico.
—Señor Jeque, buenos días.
—Buenos días, doctor —respondió Khaled, de inmediato. El doctor miró a Sarada y luego se dirigió a ambos.
—Hemos realizado varios análisis al pequeño. Por eso la demora. Por ahora, está descansando. Le hemos sacado bastante sangre y necesitará una transfusión inmediata.
—¿Una transfusión? ¿Por qué, doctor? ¿Qué está pasando? —preguntó Sarada,