18. Sensación guardadas.
Sarada despertó con pesadez, sintiendo aún el cansancio acumulado en su cuerpo. Apenas abrió los ojos, un bostezo involuntario escapó de sus labios. Había dormido profundamente, algo que no ocurría con frecuencia, y su cuerpo lo agradecía. Sin embargo, al darse cuenta de la hora, reaccionó de inmediato. Se levantó apresurada, caminó hasta el baño y se lavó el rostro con agua fría, tratando de despejarse. Luego, cepilló sus dientes y salió de la habitación con pasos rápidos.Al llegar a la sala, se detuvo al ver a su pequeño hijo sentado en el suelo, rodeado de libros para colorear. El niño sostenía un crayón entre sus dedos mientras dibujaba con concentración. Sarada sintió una calidez indescriptible al verlo y se acercó, inclinándose para dejar un beso suave sobre su cabecita.—Cariño, discúlpame, me quedé dormida... —murmuró con un tono de culpa.El niño levantó la mirada y le sonrió con dulzura.—No te preocupes, mami. Mira, encontré leche y cereal y me los preparé solito — mencion
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