[CONTINUACIÓN]Entonces, cerca de una interseccion, él detuvo el auto, y una vez recuperé el aire, me dispuse a verlo para agradecerle. Ain embargo… una llamada llegó a mi móvil, y era del número de Dante.Con algo de duda atendí y llevé el teléfono a mi oído…—¿S-sí?—¡¿Se puede saber donde estás, Ariana Taylor?! ¡Llevo cinco minutos esperándote afuera de tu facultad y no apareces! Creí escuchar que Difer dijo que era de vida o muerte.Pasé saliva con dificultad al escuchar su voz a través de la línea.Me negaba a creer que me había equivocado de auto y que quizá estaba en peligro.—En tu auto —Respondí nerviosa.Esto no estaba pasando…Dante suspiró desesperado al otro lado del audífono.—¿En cuál auto, Ari? Les dije ayer que el auto se había dañado de la batería. ¿Se puede saber que en donde estás o es que no viviste para contarlo?.Ahora parecía más divertido que preocupado.¡Carajo!Sí, estaba pasando. ¡Me había equivocado de jodido auto!.—Creo que estoy en una transición, Dante

[ARI](ACTUALIDAD)—Pensándolo bien no es tan malo —Sonreí inocente. Sim embargo, a él no le hizo nada de gracia.Me miró de reojo y negó, adelantándose un par de pasos.—No me recuerdas, deja de seguirme —se quejó, como si fuera un niñito.Puse mis ojos en blanco y corrí para alcanzarlo.Aún llovía y estaba toda mojada. No había nadie, ni una sola alma en aquella larga carretera fantasma, y hasta parecía que en cualquier momento un zombie de los que salen en Resident Evil saltaría sobre nosotros y se comería nuestro cerebro.Aquello hizo que me pegara solo un poco más a él.Me miró enojado y bufó, pero no me apartó.Vaya reencuentro.—De hecho… no recuerdo mucho de mi infancia —confesé, rascando mi brazo, que picaba debido a la tela húmeda de mi blusa. Me miró de nuevo, pero ahora su semblante se había suavizado y me miraba con curiosidad.Seguimos caminando por unos minutos en silencio. No había nada más que árboles en ochenta metros y los pies comenzaban a dolerme.De vez en cuando

[CONTINUACIÓN]Aunque me estaba arrepintiendo. Ahora el silencio era todavía más grave.Entonces pasó. El pelinegro se echó a reír.—¿Lilo y Stitch?.—No te metas con Stitch —advertí con voz seria.Sin que me viera, sonreí, entretanto él clavaba su mirada en el techo del frío cuarto.—Yo tengo una buena familia, no soy el conserje…—Algo obvio.—Y jamás he pensado en un color favorito. Me gusta todo tipo de música, veo lo que sea que estén dando en televisión aunque me aburra, y… no hay mucho más que decir…—Y yo creí que no había vivido nada encerrada en una cueva —Rodé mis ojos —. ¿Y de verdad esperabas una carta o lo dijiste solo para fastidiarme?.Cerró sus ojos de nuevo, luego soltó un poco de aire en medio de un silencioso bufido y volvió a abrirlos, buscando mi mirada.—¿Por qué te fuiste de tu casa? —cambió de tema a la velocidad de un rayo —. ¿Le pasó algo a tu padre?.Sacudí mi cabeza.—Se fue de casa y me dejó con mi madrastra y Elena. Como conoces mi historia, seguro ya sa

[ARI]Cuando desperté ese día, por la mañana, de verdad no quería abrir los ojos. Me sentía tan relajada que no me apetecía ni siquiera levantarme a buscar comida, que era el principal factor que me había hecho despertar; los gruñidos de mi monstruoso estómago.Tampoco quería abrirlos porque me daba un poco de vergüenza mirar a Daniel y recordar a flor de piel todo lo que había pasado, y por si esas no fueran razones suficientes, no quería abrirlos porque sentía que después de eso el día se iría volando, y no quería que eso pasara, porque significaba que tendríamos que irnos. No quería irme. Quería quedarme en ese pueblo fantasma con él.Me juré hacerme la dormida hasta el anochecer, pero minutos más tarde el sol empapaba de rayos mis ojos y me fue difícil luchar contra él, por lo que me resolví por abrir los ojos y sentarme despacio sobre la cama, aferrando la sábana a mi pecho con una mano.Ahora el lugar no se miraba tan tétrico como anoche y hasta parecía un bonito cuarto de estil

[ARI]—Ese payaso es perturbador —dijo Daniel, guardando nuestra ropa, ya seca, en una maleta que había comprado en el antiguo Hawai, el pueblo, que al final no estaba abandonado, era famoso por su devoción a la cultura hawaiana y a sus exponentes, tanto como algunos que otros referentes como Lilo y Stitch. Más adelante había una playa. Daniel había prometido que iríamos antes de volver a casa.Miré de reojo el cuadro del feo payaso y asentí.—Lo sé, hasta parece que nos observara. ¿Y si tiene una cámara?—No, lo revisé por la mañana, mientras tu roncabas y lanzabas las almohadas al piso.Hice un morrito.—No ronco.—Dijo la que no me dejó dormir con sus ruidos fantasmagoricos.Lo miré mal.Me encontraba sentada en la cama con mis piernas cruzadas, viendo por momentos cómo él guardaba todo y me echaba una que otra mirada, mientras tanto yo jugaba con su teléfono al solitario spider.—¿Y ya pensaste cómo te excusarás con el decano por faltar estos días?.Negué, dejando el móvil de lado