Capítulo 29. Arriesgarme a la rapidez de ser tuya
[ARI]
—Sí, un automático está bien… ¿Solo tiene un estándar? No hay problema… ¿En un día? Entiendo, por las lluvias…
Miro desde la cama como Daniel habla con porte de profesional por el teléfono, tratando de conseguirnos un auto rentado que nos saque de aquí, mientras me como un sandwich de pavo y dos tostadas con mantequilla de maní como si no hubiera comido en varios días.
—Excelente. Entonces haré el pago con tarjeta. Gracias… —corta la llamada y me mira de manera angelical —. Tal parece que estaremos un día más encerrados aquí. La buena noticia es que te traje ropa, la mala es que es solo una muda.
—¿Y eso qué tiene de malo? —Arrugué mi entrecejo, limpiando mis labios con mi antebrazo.
Daniel mordió sus labios y su mirada cambió a una cautivadora y traviesa.
—Que no creo que aguante hasta mañana.
¿Por qué no aguantaría hasta ma…? ¡Aah!
Lo miré asombrada y con mis mejillas ruborizadas, al caer en cuenta de sus palabras.
¡Joder! Estaba hiperventilando y me había dado un ataque de hi