[ARI]

—Ese payaso es perturbador —dijo Daniel, guardando nuestra ropa, ya seca, en una maleta que había comprado en el antiguo Hawai, el pueblo, que al final no estaba abandonado, era famoso por su devoción a la cultura hawaiana y a sus exponentes, tanto como algunos que otros referentes como Lilo y Stitch. Más adelante había una playa. Daniel había prometido que iríamos antes de volver a casa.

Miré de reojo el cuadro del feo payaso y asentí.

—Lo sé, hasta parece que nos observara. ¿Y si tiene una cámara?

—No, lo revisé por la mañana, mientras tu roncabas y lanzabas las almohadas al piso.

Hice un morrito.

—No ronco.

—Dijo la que no me dejó dormir con sus ruidos fantasmagoricos.

Lo miré mal.

Me encontraba sentada en la cama con mis piernas cruzadas, viendo por momentos cómo él guardaba todo y me echaba una que otra mirada, mientras tanto yo jugaba con su teléfono al solitario spider.

—¿Y ya pensaste cómo te excusarás con el decano por faltar estos días?.

Negué, dejando el móvil de lado