[ARI][Tres meses después…] Un día más acaba y me siento relajada sobre la banca que está afuera del restaurante, donde se sientan los clientes a esperar su comida para llevar. Está hecho de madera de sauce, lo han pintado de color verde musgo y algunas ramas trepadoras le dan en toque fresco y natural que necesita. Es cómodo, y claro, todo el mundo ama esperar aquí, en especial porque, como hay muchos árboles cerca, el viento golpea constantemente sus rostros. Además, la vista hacia la ciudad, puesta desde dicha colina, es encantadora. —¿Disfrutando de la vista? —dice una voz masculina, muy conocida, a mi lado. Se trata de Chad, mi novio. —Bueno, con menos combustibles fósiles, menos autos y más árboles, sería incuestionable su belleza. Pero, no está mal —digo, encogiéndome de hombros.Al final, la vista era ahora lo de menos. Chad sonríe, me pasa un brazo por encima de mi hombro y me atrae a su pecho. —Es una gran observación. —¿Verdad que sí? Siempre se lo digo a mi jefe, pe
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