[ARI]

Mi día se resumía a que había llegado tarde al trabajo y mi jefe estaba molesto conmigo.

De hecho, supe que no sería un día tan bueno cuando llegué a casa, luego de despedirme de Chad. Apenas entré a la casa me encontré con una terrorífica escena que involucraba a papá, a mis abuelos y por desgracia mayor, a Elena, Rávena y su familia.

Me quedé parada en el marco de la puerta un tanto sorprendida. Todavía faltaba un mes para navidad y no era el cumpleaños de nadie. En verdad no entendía a que se debía dicha reunión familiar. Hasta que, claro, Rávena tomó su papel de anfitriona y atinó a hablar.

—¿Ves? Sigue viva —rodó sus ojos como de costumbre, mirando con obviedad a papá —. Seguro estaba con su noviecito ese…

—Se llama Chad —defendí, cruzando mis brazos de la misma forma que papá —. Y lo siento —. Lo miré de reojo y bajé la mirada —. Sé que tuve que haber avisado, pero mi teléfono se quedó sin batería.

Eso era cierto.

En toda mi vida solo había visto aquella seriedad en