Primera cita. 2
Era ridículo, si uno lo pensaba bien. Una chica de falda corta y ballerinas de charol caminando con total tranquilidad por el sendero del bosque, escoltada por dos lobos que, incluso en cuatro patas, le sacaban una cabeza de altura, uno miel, majestuoso y suave en sus movimientos, el otro marrón con parches blancos, ofendido por haber sido llamado Vaca, pero aún fiel a su paso.Ridículo, sí, pero también muy Aileen. Porque ella era así desde niña, rara. De esas que hablaban con los árboles, que le ponían nombres a las nubes y juraban que el viento tenía humor, de las que encontraban consuelo en los silencios del bosque y se sentían más protegidas entre ramas y hojas que entre paredes y puertas cerradas con llave y tal vez por eso no le sorprendía que los lobos caminaran
Leer más