Fue la semana más dura para mí desde que nos mudáramos a la Costa Oeste.A partir del día siguiente, y hasta el fin de semana, Big Sallie decidió usar de escenario su gimnasio. Cada tarde encontraba en el locker del vestuario un conjunto de top y mallas, que luego descubría estaban llenos de broches en los lugares más adecuados, invisibles a simple vista, y que debía usar sin ropa interior. Mi indumentaria deportiva se completaba con tenis, liga para el pelo y una camiseta sin mangas, de escote tan abierto que caía hasta mitad del top.Él me aguardaba ya cambiado, con sus pantalones de ejercicios sueltos y sus camisetas ceñidas que resaltaban sus pectorales, su vientre chato, los brazos musculosos.La primera tarde usé la bicicleta fija, y me hizo seguir pedaleando mientras me tocaba, una mano en mi pecho, la otra deslizándose dentro de las mallas hacia mi entrepierna y mi vientre.En las tardes siguientes me hizo usar distintas estaciones de pesas para b
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