No demoraron más de media hora en llegar al consultorio privado, del médico personal de Vladimir, un hombre que la única responsabilidad que tenía sobre sus hombros, era mantener vivo a como diera lugar al líder del clan, sin preguntas, ni cuestionamientos, a si era su actuar, y de esa forma actuó con Lucya, sin siquiera preguntar su nombre, de una forma muy profesional le pidió cambiarse en el cuarto de al lado, y una vez que la joven se colocó la bata, sintiendo sus mejillas calientes se posicionó en la camilla que el médico le señalaba, lo único fuera de lo común de esa consulta era el rostro amenazante de Vladimir, el doctor podía sentir su mirada atravesarlo y no era necesario ser un genio y mucho menos preguntar, para saber que tenía que tener muchísimo cuidado lo que hacía y cómo lo hacía con esa joven.

—No hay nada de qué preocuparse, el dolor es propio de la irritación y el hecho de que ha dejado de ser virgen, recomiendo que se abstengan de tener sexo por unos días, además d