Para su suerte o desgracia, al despertar Lucya no encontró a Vladimir, en parte sentía que era lo mejor, porque el solo hecho de recordar lo que el ruso le había hecho la noche anterior, la hacía enrojecer, lo peor de todo es que no se atrevía a contarle aquello a Dima, y lo sentía como algo tan ridículo, porque entre ellos no había secretos al menos hasta ese día.
Su primer día de Universidad que prometía ser algo digno de recordar, no fue el caso, no solamente porque no coincidió en ninguna clase con Dima y casi ni siquiera lo pudo ver, también era el hecho de estar pensando en Vladimir constantemente, era un hombre buen parecido, musculoso, y las cosas que podía hacer con su lengua y sus dedos, la tenían realmente alucinando, pero aun así no podía evitar el sentir ese pequeño pinchazo en su pecho al reconocer que se estaba comportando como una cualquiera, había perdido la virginidad con una persona que conocía de nada, y luego lo que habían hecho en la noche anterior, realmente la