Artiom había dado la orden a sus hombres de que no molestaran a la hermana de Lev, no solo le parecía una joven linda y llamativa, la inocencia que había en su mirada y en sus acciones lo cautivaban de buena manera, no negaría que primero se sintió atraído hacia ella, se veía sexy, algo fuera de lo común, pero solo le bastó un par de horas para darse cuenta que la quería como una buena amiga, esa fuera de lo normal, esa fueras de la mafia, porque en verdad Artiom estaba cansado de que todo a su alrededor se arreglará con muerte, si alguien le hubiese preguntado si quería ocupar el lugar de su padre, se hubiese partido de la risa, pero Artiom no tuvo elección, nadie en la mafia la tenía, allí nacías y allí morías.

—¿Por qué tus amigos se ven tan nerviosos? —preguntó la morena una vez que entraron al club.

—Porque estamos en territorio prohibido. —dijo divertido el rubio, y Lucya lo vio inquieta.

—¿Cómo que territorio prohibido?, si es así, ¿porque mejor no nos vamos?, no quiero problem