¡No puedo más! Reflexionó Richard al sepultar al niño al pie del Árbol a la orilla del riachuelo. Tengo que pensar todo lo que e estado haciendo, este desastre de vida que llevo. No puede ser correcto que yo sea tan cobarde y capaz de cometer todas las atrocidades que me obliga este régimen. Asesinatos, torturas, castigos, mujeres, hombres, niños etc. Eliminados de la faz de la tierra sin ninguna contemplación ni lastima. Cómo borregos siguiendo a un régimen que se cree un ser superior, que nos trata como si fuéramos sus títeres, dónde el se cree un Dios y el dueño de la verdad. Su ansiedad de gobernar al mundo era terrible, moviendo sus hilos y tratando de dirigir al mundo bajo sus normas, a su manera y sin que nadie fuera capaz de imponersele. Esto lo pensaba el mismo, mientras caminaba para salir del bosque y así llegar a su casa. ¡Soy un cobarde! ¡Un pobre hombre! Permitiendo que las personas como yo, sean humilladas y tratadas de esa manera, pe
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