A LA RECONQUISTA

Luisa la esposa de Richard luego de casi una semana que su esposo pasó fuera de casa, tomó una decisión.

    A estás alturas, no podía permitir que ninguna persona le arrebatara lo que según por derecho era suyo.

    Se arregló muy bonita, fue a la peluquería, compro ropa, vestidos nuevos, maquillaje y zapatos para así verse atractiva a los ojos de su esposo.

     Esa noche se propuso conquistarlo de nuevo, aunque nunca tuvo su amor como creia.

   Todo fue una cruel mentira para tapar su verdadera personalidad, ante la sociedad y sus padres que para él fueron muy importantes.

     Luisa se baño, perfumo y se puso sus mejores trajes, también se maquillo. Encargó a sus hijos a una niñera que contrato por esa noche. 

    Desde que nacieron sus hijos era muy estricta con el cuidado que siempre había sido exclusivamente suyo.

   Definitivamente su marido volvería a ser suyo como fuera, nadie se lo iba a impedir.

  Mientras tanto a unos kilómetros de su casa, Mark se encontraba en el lugarcito que le había dejado su madrastra para vivir.

   Una habitación en lo más oscuro de la hacienda, para llegar había que cruzar un lugar inmenso lleno de maleza.

  Desde que se mudo, nadie lo molestaba, en la calle la gente le decía el raro por su forma de ser, pero cuando entraba a esa habitación se olvidaba del maltrato de la gente, ese era su santuario.

     Dejó de importarle a su madrastra, nada de lo que hiciera le afectaba, ya que como no vivía dentro de la casa principal de la hacienda, no tenía que verlo ni cruzarse con el todos los días.

    El padre de Mark ya hace mucho tiempo que había muerto, dejándole a su madrastra todos sus bienes y la poca fortuna que le quedaba. Sus otros hermanos se casaron e hicieron familia.

   Abandonaron la hacienda sin reclamar un solo peso.

 Mark dejo de ser un problema para ella además siempre lo consideró un enfermo.

 No sabía el tesoro de persona que tenía a su lado.

  Mark arreglo la habitación donde vivía y dormía, la decoró dejándola muy bella, coloco una estantería con muchos libros.

   Todo lo que sabía lo aprendió de la lectura, sin salir de casa conoció el océano, lugares, países, lo bello que había detrás de las paredes de la hacienda.

 Leer le amplio el conocimiento, enriqueciéndose su vocabulario.

    Le hizo cambiar la visión que tenía del mundo.

    Invito a su recién amigo Richard a su habitación, ninguna persona se daría cuenta que lo visitaba, ya que debido a lo alto de la maleza, el recóndito lugar donde estaba su habitación no se divisaba, por lo menos la entrada.

    A la gente del parecía que se les olvidó que Mark existía.

    Richard entro con mucho cuidado siempre vigilando sus espaldas por su alguien lo seguía, no podía permitir que lo vieran entrar en ese lugar, mucho menos los policías de su comando, porque sino tendría que dar muchas explicaciones.

     Una vez dentro, se dejó llevar por la magia de las palabras que brotaban de la boca de Mark.

 Extasiado oía atentamente los cuentos que Mark leia, le hablo sobre el mar, los planetas, de todo un poco.

   Habían tantas cosas que Richard no conocía y Mark estaba dispuesto a enseñarselos.

   Aprendió a disfrutar la lectura y la vida a través de la visión que Mark tenía del mundo.

    Cuando estaban juntos dejaba atrás la personalidad tosca y humana que tenía. Realmente se convertia en otra persona.

  Ese momento que estaban pasando juntos fue quizás el más agradable que ambos habían pasado durante toda su vida.

   Pero ¿Que creen?

   ¿Hicieron el amor?

No, la relación del uno y del otro iba por ahora más allá de eso, más profunda, menos carnal.

   Richard regresó a casa muy feliz , a altas horas de la noche.

    Cuando entra a la sala de la casa, encuentra a su esposa en plan de seducción, con una tremenda cena a la luz de las velas y con una vestimenta acorde a la ocasión que ya ella había planeado.

   Asombrado pregunta:

¿Que haces vestida así?

¿Dónde vas?

   Estás muy bella, pero te veo rara.

¿Porque te maquillaste asi?

   No podía evitar que se le saliera su mal carácter, rústico, ordinario, además hacia ya mucho tiempo o mejor dicho, nunca la había visto como tal.

   Lamentablemente se casó con ella para tapar las apariencias. Luisa se conformo con las migajas que le dió y por eso hasta la fecha estaban juntos.

    Luisa lanzandole una mirada pícara, se le acerca, ya vestida con una bata transparente que resaltaba todos los atributos que a pesar del paso de los años todavia poseía y que dejaba poco a la imaginación. 

   Siempre fue una hermosa mujer con mucha clase, se acostumbro a vivir para tener un hogar estable y para toda la vida.

   Esto lo aprendió desde su infancia, sus padres la educaron así, no sabía hacer otra cosa, solo servir y obedecer a su esposo.

   Le da un beso en la mejilla y lo abraza, pero Richard la rechaza, empujándola de tal manera que casi cae en el suelo.

    Humillada llora por la actitud de su esposo, a pesar de lo que estába viviendo, todavía se sentía culpable del fracaso de su matrimonio.

     Le pregunta:

¿Es que ya no me deseas?

¿Que pasa?

¿Porque me tratas como si no fuera tu esposa?

   Pobre mujer, que mal debía sentirse y que mal la estaba pasando, que humillación. 

   Dedicó su vida a criar unos hijos y a un hombre que al parecer no sentía el más minimo afecto por su persona.

    Se sintió como un mueble de adorno en una sala, en realidad parece que eso era para Richard, no la amaba y no la amaría jamás.

 Su corazón estaba aceptando que tenía otro dueño.

   Haciendo el papel de víctima Luisa le dijo:

   Se que la culpable fui yo por no darte todo mi amor, te descuide dedicándome solo a nuestros hijos.

   Pero no te preocupes a partir de hoy todo cambiará te lo prometo.

   Por supuesto que todo cambiaría no se imaginaba cuánto.

    Richard le explicó, no pasa nada tu eres perfecta, no tengo ninguna queja de ti. Tampoco pienses que tengo otra mujer, si es lo que te preocupa.

   Creo que tengo exceso de trabajo solo eso.

   Luisa contestó:

¿Cuál exceso de trabajo?

  No mientas, si tienes unos pocos días trabajando en el Comando. Seguro estás con otra mujer, no quieras engañarme con tus palabras.

    Si eso es así no te preocupes yo lo voy averiguar y me las pagarán, tanto tu cómo esa advenediza, no permitiré que me robe tu cariño.

   Ni voy a dejar a mis hijos sin padre, no que va, no se las voy a poner fácil.

  Hace mucho tiempo que vengo sintiéndote distante pero lo que acabas de hacer aumento más mis miedos.

   Ahora temo por la estabilidad de mi familia, veo que está en peligro, está en juego y tengo terror. 

    Dime toda la verdad.

   

    

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