El niño sirvió de apoyo emocional a Richard, a pesar de tener muy corta edad se convirtió en su apoyo y fuente de esperanza.
Era muy inteligente y atento a pesar de la tragedia que estaba viviendo con tan corta edad. Con tan solo 8 años ya sabía tocar piano y otros instrumentos musicales, por lo menos eso le conto a Richard.
Los pocos días que Richard tenía libre los dedicaba a escuchar sus cuentos y sus historias, se nutria de sus conocimientos y también le hablaba de la devoción y el amor con que fue criado por sus padres.
Le hablo de la existencia de Dios y de como su familia creía en el. Richard que era un hombre que hasta ahora no creía en nadie, aprendio a rezar y agradecer.
Definitivamente el trato y el encuentro con el niño lo convirtió en una mejor persona.
De esta manera aprendió a valorar más a sus hijos, a la vida y a su familia.
Richard lo atendía y lo cuidaba como jamás lo hizo con sus hijos ni con nadie. Siempre estaba acostumbrado a ser servido