Capítulo 80.
El alfa se mantiene estático, sintiendo como el latido de su corazón se acelera de manera incontrolable.
La mirada inocente y la sonrisa superficial en el rostro de la recién llegada solamente le decía que algo se estaba perdiendo en el mar de información e incertidumbre que lo estaba embargando.
— Yo no recuerdo haberte conocido jamás. Esta es la primera vez que te veo. ¡No mientas!— grita él, siendo consumido por la rabia.
¿En qué maldito momento se había vuelto de conocimiento popular su deseo de concebir un heredero? ¿Quién había jugado una broma tan horrible como esta?
— Dime, ¿quién fue el encargado de hacerte engañarme de esta manera?
EL comienza a acercarse sin importar si la asustaba.
— No… no es un engaño— susurra Davina al mismo tiempo que se encoge al ver la rabia líquida en los ojos del alfa.
Ella da un paso hacia atrás, sin embargo, decide continuar, aunque de manera automática coloca ambas manos sobre su pequeña barriga.
— Tú eres el padre de mi cachorro, alfa, tú y s