Horas más tarde…

Alena se mete en los archivos antiguos con Johanna.

—Necesitamos encontrar algo que nos ayude para terminar con esa maldita costumbre. Cada quien debe estar con su mate destinado.

Johanna sonríe y asiente.

Sin embargo, la mano temblorosa de Johanna solamente se pasea de manera superficial, de un lomo a otro, de un pergamino a otro.

— Pero, ¿y qué pasa si el señor Elliot sí es mate destinado de Luz? ¿Qué sucede si ellos están en lo correcto?

— No, no, no lo están. Escucha, no podemos simplemente estar a la expectativa de lo que los demás quieren— dice Alena de manera contundente.

— Pero… pero hay matrimonios que funcionan, hay matrimonios que sí funcionan— dice Johana con la mirada determinada. Ante la inseguridad de decir lo que sus pensamientos habían rondado una y otra vez por decir.

— ¿Qué es lo que sucede?— Cuestiona a Alena intrigada— ¿qué es lo que pasa?

— Solamente, yo… yo no puedo ayudarla Luna, no puedo hacer absolutamente nada en esta ocasión.

Alena se so