Capítulo 78.
Aún sin poder hilar o identificar de qué estaba hablando, Alena se queda en silencio.
— ¿Por qué tomaste té de lágrimas de luna?
En ese momento Alena siente como si el alma abandonara su cuerpo y jadeó ante la comprensión de lo que finalmente había descubierto.
— Sólo no puedo hacerlo Randolf, no puedo…— Ella se siente expuesta y dolida por tener que decirlo en voz alta, pero aun así lo hace— en este momento tener un cachorro…
— Silencio— ordena el alfa de manera contundente lo mas duro que jamás lo había escuchado Alena .— Esto debe suceder, no solamente forma parte de mi deseo por formar una familia contigo Alena, comprende… Esto es más grande que nosotros, es más grande incluso que nuestro propio deseo— declara Alfa Randolf al mismo tiempo que hace puños sus manos y golpea de manera estridente la pared conteniendo la furia.
La respiración agitada del alfa dejaba clara su resistencia a dejar salir su verdadero sentimiento.
— Randolf, yo no puedo… — Seguía repitiendo Alena.
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