Capítulo 77.
Randolf se mueve de forma ágil caer de manera firme sobre el suelo y perderse entre la densidad de los pinos.
“ No permitiré que lo pierdas, no permitiré que nuestro cachorro pierda la vida” piensa él al mismo tiempo que se pierde entre la densidad de la vegetación a su alrededor.
En el momento en que llegan a la cabaña, esa donde Agneo se encuentra escondido de toda la civilización de la manada.
— ¿Qué sucede? ¿Qué pasó?— Cuestiona el brujo en el mismo momento en el que mira a Alena con el rostro débil y la mirada perdida.
Randolf tiene la respiración agitada y un temblor extraño en sus manos.
— Yo… solo— dice Alena al mismo tiempo que observa como Randolf la va acercando a la cabaña.
Agneo comienza a correr para hacer espacio en la mesa de madera arrojándolo todo con ambos brazos al suelo para que la coloquen.
Randolf solo observa que en el instante en que él cruza el umbral de la puerta, los ojos de Alena se cierran por completo.
— Alena… mi amor, Nighara, cariño…
— Tranquilo,