El lugar era una enorme habitación de resguardo.Además, dentro ya se encontraban Isobel y dos mujeres más, una de más de cuarenta años, chaparrita, con el cabello color rubio y sus ojos redondos y color verde, y otra, mucho más joven, de unos diecisiete años, con curvas pronunciadas, cabello rojo liso y largo, con los ojos azules, además de tener su rostro inundado de maravillosas picas.— ¿Qué sucede? —cuestiona Alena de nuevo, esta vez mirando directamente a Johana.— Luna, las indicaciones fueron bastante claras, tenía que traerla a este lugar para que estuviera a salvo...— No, no, no, Johana— declara la Luna con la molestia corriendo por su voz. — tengo que luchar, tengo que pelear por mantener a mi gente a salvo...En ese momento, una pequeña sonrisa sutil se escapa de entre los labios de Isobel.—Lo siento —jadea Isobel fingiendo sentirse culpable—, solamente seguí las indicaciones que se me habían dado de parte de Alfa Randolf. Alena cierra los ojos, se talla el rostro, ign
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