Capítulo 30.
Alena necesitaba escuchar.
Necesitaba obtener información de cosas que ellas decían cuando se creían solas.
— Eso no va a cambiar mi forma de pensar— dice la señora Klaffman, esta vez con una voz un poco más insegura y nerviosa.
— Escúchame bien, si tú dejas de apoyarme yo voy a publicar todo tu secretito, tu oscuro secretito. ¿o quieres que todo el mundo sepa de su existencia?
Alena estaba mas que entretenida con eso.
— No… no te atreverías— dice la señora Klaffman.— A final de cuentas tú también formas parte de esto. Yo también tengo conocimiento de todo lo que has hecho. No nada más tienes el poder en esta sociedad,— declara ella, al mismo tiempo que las voces comienzan a escucharse más cercanas.
— Yo podré haber hecho demasiadas cosas en esta vida— declara Isobel con una voz fuerte, profunda y horrorosa,— pero nada de eso me llevará a perder la vida… como a ti.— Accediste a entrar a estos planes y no te voy a dejar salir,— Dice la rubia amenazando de manera intrigante a la seño