Capítulo 22.
Alena se tensa.
“¿Realmente sabía lo de su expulsión, la traición de su manada, lo de su cachorro?”
Solo de pensar en que él tuviera esa información entre sus manos la dejaba completamente a expectativa de lo que él quisiera conseguir.
Sin embargo, se mantiene en total silencio un instante para dar mayor intensidad a su respuesta.
— ¿Y qué crees que sabes? —cuestiona ella con un tono sorprendentemente tranquilo, como si no tuviera absolutamente nada que ocultar.
La sonrisa asesina y cazadora de parte de Peter es horrible llegando al punto de hacerla que su misma piel se erice.
— ¿Piensas que no conozco a las criaturas como tú? sé perfectamente a dónde diriges cada uno de tus movimientos. Sé que eres una basura —declara él al mismo tiempo que se acerca para dejar solamente unos cuantos centímetros de distancia entre los rostros de cada uno.
A pesar de que Peter era alguien de edad avanzada, su ímpeto cuerpo fuerte y prominente, además de su inusual altura, dejaban en desventaja a Alena,