38. El Primer Trazo
Isidora despertó al día siguiente con una sensación que no había experimentado en meses: propósito.Se vistió con rapidez, eligiendo ropa cómoda que le permitiera moverse libremente. Jeans, una blusa blanca sencilla, el cabello recogido en una coleta baja. Nada de lo que Clara o Julieta aprobarían, pero eso ya no importaba.Bajó las escaleras y se encontró con Caterina en el comedor.—Buenos días, señorita Almonte. ¿Desayuno?—Solo café, por favor. Y Caterina, necesito preguntarte algo.—Dígame.—¿Hay alguna habitación desocupada que pueda usar? Necesito un espacio para trabajar. Algo con buena luz.Caterina pensó por un momento.—Está la sala de costura en el tercer piso. La señora Julieta la usaba hace años para sus proyectos de diseño, pero lleva tiempo cerrada. Tiene ventanales amplios y está alejada de las habitaciones principales.—Perfecta. ¿Puedo verla?—Por supuesto.Caterina la guió por las escaleras hasta el tercer piso, un área de la mansión que Isidora rara vez visitaba. A
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