El bosque guardaba secretos. Clara lo sabía mientras caminaba por el sendero que bordeaba los terrenos de los Delacroix, con Sophia de la mano. La pequeña se había convertido en su sombra, en su confidente silenciosa. Aquella tarde, el cielo amenazaba tormenta, pero la niña había insistido tanto en salir a recoger flores silvestres que Clara no pudo negarse."Solo un momento", había prometido a la señora Winters, quien accedió con la condición de que no se alejaran demasiado.El viento agitaba las copas de los árboles, creando un susurro inquietante. Clara se detuvo de pronto. Entre la espesura, una figura masculina las observaba. No era la primera vez que sentía aquella presencia, aquel escrutinio que la seguía desde hacía días.—Sophia, quédate detrás de mí —susurró, apretando la mano de la niña.La figura dio un paso adelante, lo suficiente para que Clara pudiera distinguir un rostro conocido, aunque marcado por el tiempo y las experiencias. Era Edward. El mismo hombre que había apa
Leer más