Capítulo sesenta y cuatro. La familia se expande.El amanecer se coló tímido por las cortinas del hotel. Nicole seguía despierta, sentada en la orilla de la cama con una bata liviana sobre los hombros y los pies descalzos tocando la alfombra. Había pasado gran parte de la noche en vela, dando vueltas en su cabeza, sin saber si estaba exagerando o si simplemente se resistía a aceptar algo que, en el fondo, ya intuía.Kyan dormía profundamente. Tenía el ceño relajado, la respiración pausada. Nicole se quedó viéndolo por un momento. Lo amaba con una intensidad nueva, distinta a la de los primeros días: no solo por lo que era, sino por todo lo que estaban construyendo.Con extremo cuidado, se levantó y fue hasta su bolso. Sacó la pequeña bolsita de papel donde, la tarde anterior, Amanda había dejado caer un test de embarazo con la misma naturalidad con la que entregaría una barra de chocolate.—“Por si acaso”, dijo —murmuró Nicole, casi con una risa nerviosa.Se encerró en el baño y se se
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