Liliana podía sentir el frío en sus mejillas, entró a un café al que acostumbraba a pasar, tomó asiento en un lugar donde tenía vista al exterior. Bebía cada gota de café mientras observaba cómo las personas iban y venían. El nombre Theodore Howard no puede salirse de su cabeza. ¿Quién era esa persona? ¿Por qué la tía Mina decía que era el único que su padre no podía tocar? ¿Realmente sería capaz de ayudarla? Sacó su móvil, digitó los números de aquel hombre, estuvo a punto de tocar la tecla para llamar, pero titubeó. ¿Qué le diría? ¿Qué haría? ¿Cómo explicaría que ella era la hija de Aria Rousseau? - ¡Dios, Liliana! Deja de ser una maldita cobarde… -se dijo a sí misma. Borró los números y guardó su móvil; aún no había tomado aquella importante decisión. Liliana no recordaba cuándo había sido el día que había hecho algo intrépido. Desde que ella y Dayana pelearon, jamás volvió a saber de ella y, por ende, la única persona que realmente creía en sus habilidades, ya no la instaba a

Liliana había llegado a las 4:00 am a la oficina, la junta para presentar el estatus financiero de la compañía era hoy y ella quería que todo quedara perfecto.Sabía que ahora que Gabriel estuviera en la compañía los momentos incómodos serían muchos, pero también sabía que no permitiría que la vieran solo como la hija enferma.La joven mujer se la había pasado pensado en las palabras de su tía, pero, por más vueltas que le daba, no encontraba el valor o el sustento que hiciera buscar a Theodore Howard, ¿Por qué un hombre como él la ayudaría? No, simplemente no podía llegar y decirle: "Soy hija de Aria Rousseau", eso solo pasaba en las películas y novelas, esta era la vida real.Tras aquel pensamiento, había decidido ser la mejor en lo que sabía hacer, claro, aparte del ballet. Por lo que, en su cabeza, estaba que si ella demostraba que era capaz de hacer varias cosas, su padre poco a poco le iría dando más valor y, por ende, comenzaría a confiar en ella para otras tareas, ella se tomar

Tras la presentación que hizo Thiago, al no ser reconocido el esfuerzo de Liliana, la chica poco a poco se fue apagando, increíblemente ya había pasado un mes desde aquello. Al llevar más de dos meses sin tomar el medicamento que el doctor Bauer le da, Liliana está más consciente de todo. Evidentemente, sus emociones son más profundas y el dolor que antes lograba mitigar, perdiéndose en lo que sea que le dieran, ahora es más visible. Liliana no quiere tener problemas con Thiago, sabe que su hermano es un hombre muy manipulador, por lo que ni por asomo se le ocurre tropezar con Gabriel, sabe que las consecuencias podrían ser desastrosas para ella, por ello, Liliana se la pasa encerrada en su oficina, llega mucho antes que todos y sale después de todos. La joven, poco a poco, se va dando cuenta de varias cosas que, antes, no se había percatado: suele estar más activa, suele estar más alerta e incluso, podría decir que necesita hacer más cosas para agotar sus energías. Con ello en men

Liliana tras salir del salón donde ensayaba, tomo un taxi y fue a casa, su pecho dolía, su corazón también. ¿Qué era lo que Gabriel pretendía haciendo lo que hizo? ¿Acaso la consideraba alguien que podía tomar y dejar cuando el quisiera? ¿quería aprovecharse de su condición? La joven no podía sacarse de su cabeza las palabras de Gabriel. - ¡No! ¡No lo hagas! ¡Necesito esto! Solo dame unos segundos más… Liliana no podía entender que pasaba por la cabeza de aquel hombre, ella había estado tratando de evitarlo puesto que, el solo hecho de verlo le dolía ¿y ahora esto? La joven llego a casa, fue directo a su habitación y rápidamente se quitó la ropa que llevaba puesta, tal como si la quemara, se metió directo a la ducha y trato de quitarse el olor al perfume de Gabriel. Durante el proceso, no pudo evitar llorar, múltiples recuerdos llegaban a su mente. Él había sido a lo único que se había aferrado luego de años de soledad. Al a falta de Dayana, Liliana esperaba que un día aquel caba

Frida se quedó helada al ver la reacción de Liliana. Ella esperaba que la joven se dejara golpear, insultar y pisotear como normalmente solía suceder; sin embargo, esta vez, Liliana la tenía agarrada del cabello e intentaba zafarse de su agarre. - ¡LILIANA! ¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME ESTÚPIDA! ¡TE JURO QUE ESTO LO VA A SABER, GABRIEL, ¡Y NO LE VA A AGRADAR NADA! - Tú fuiste la que me provocó, ahora suéltame y déjame ir… -dijo Liliana en respuesta a lo que decía Frida. - ¡Mira nada más! ¡Te han salido agallas! Pero sigues siendo la misma tarada que dejó su madre por alcohólica… -dijo Frida burlonamente. Acto seguido, Liliana se logró zafar de la mano de Frida y la abofeteó con todas las fuerzas que por años no había tenido. - Te dije que dejes de molestarme, yo no te he hecho nada y, sin embargo, llevo años sufriendo por tu culpa, ¿Qué más quieres? Eres bonita, eres famosa, todo el mundo te quiere, Gabriel se casó contigo, ¿Qué más quieres? - ¡Maldita idiota! ¡Te quiero fuera de la vida