Al día siguiente.Tessa bajó lentamente por la escalera, con el rostro todavía adormilado por la pereza matinal, cuando una vocecita aguda y dulce llegó hasta sus oídos.Aquella entonación inocente y risueña, aunque suave, le provocó un escalofrío inmediato que le recorrió la espalda.Reconocía demasiado bien esa voz, y el recuerdo de a quién pertenecía le encendió una rabia que le subió de golpe a la cabeza.Sus ojos se abrieron con incredulidad y, casi sin darse cuenta, apresuró el paso. Un par de zancadas más y la vio…—¡Melody! —susurró con un tono que distaba mucho de ser afectuoso.En su interior, una mezcla de furia y desconcierto le apretaba el pecho.No podía creer que esa niña estuviera ahí, de pie, como si nada. Avanzó hasta ella y, sin contenerse, la tomó bruscamente del brazo, cerrando los dedos con fuerza sobre la frágil extremidad.La pequeña soltó un quejido.—¡Ouch, me duele, tía mala! —protestó con lágrimas comenzando a asomar en sus ojitos.Tessa, con la mandíbula a
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