Sawyer aún tiene el pulso acelerado cuando bajan del estrado. Sus pasos son largos, tensos, casi mecánicos, y aun así se detiene frente a Lucy como si necesitara detener el tiempo solo para verla. La observa de arriba abajo, sin pudor, como si quisiera grabarse cada detalle de ese instante: el leve temblor de sus manos, el rubor en sus mejillas, el brillo salvaje en sus ojos.Ella respira rápido, la adrenalina aún recorriendo su cuerpo. Siente el corazón en la garganta y las piernas ligeramente débiles, pero al mismo tiempo un extraño poder la envuelve. La mirada de Sawyer, tan intensa y fija, hace que el aire en el pasillo parezca más denso.—Lo lograste, Lu —dice al fin, su voz grave y templada, cargada de emoción contenida—. Llevaste esto hasta el final cuando cualquiera se habría derrumbado. Estábamos contra el tiempo, contra todo, y tú… —hace una pausa, su mandíbula se tensa, como si buscara las palabras exactas— tú te portaste como una profesional de verdad. Nos sacaste a fl
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