(NARRACIÓN EN TERCERA PERSONA) La academia de música “Renacer” olía a madera pulida y cuero nuevo, como siempre. Olivia estaba acomodando una colección de folletos recién impresos cerca de la caja cuando la campana de la puerta sonó con más fuerza de lo habitual. —¡Olivia Hale, Dios mío! —Exclamó al verla.Antes de que pudiera girarse, Karla la envolvió en un abrazo que casi la derribó. Las perlas del collar de Karla se clavaron en su clavícula, pero Olivia no protestó. —¿Estás bien? ¿Te lastimaron? ¡Juro que si encuentro a Beatriz le arranco esas extensiones postizas con las manos! —Karla la examinó como una doctora en zona de guerra: levantándole las mangas para buscar moretones, revisando su cuello en busca de marcas. Pero antes de que pudiera continuar revisándola, Olivia atrapó sus manos. —Estoy intacta. En serio, descuida. —Musitó la rubia intentando tranquilizarla.Karla no se convenció. Sus ojos marrones que normalmente llenos de burbujeante irreverencia y efusividad, aho

(Narración en tercera persona) Luego de culminar con sus últimos pendientes en el trabajo, Lion invitó a Olivia a cenar en un nuevo restaurante que estaba de moda en la ciudad. El restaurante Old Italy estaba sumergido en una penumbra elegante, con lámparas de cristal que proyectaban destellos dorados sobre los manteles de lino. En su rincón privado, junto a una ventana que mostraba la ciudad iluminada, Olivia jugueteaba con el borde de su copa de vino tinto, observando cómo el líquido oscuro dejaba marcas efímeras en el cristal. Lion, sentado frente a ella con su habitual postura impecable, acababa de escuchar en silencio mientras ella relataba la propuesta de su padre. —Entonces, básicamente, quiere que asistas a esa reunión no para reconciliarse conmigo, sino para convencerte de invertir en algún proyecto turbio de los Hale. —Resumió Olivia, dejando la copa sobre la mesa con un clic suave. Lion no respondió de inmediato. Sus dedos, largos y marcados por cicatrices apenas visi

—Empezaremos por lo primero. Dos millones de euros deberían estabilizar la situación inmediata. —Le dijo el rubio comprendiendo rápidamente la situación y aceptando ayudarla.Olivia abrió los ojos desmesuradamente.—¿Estás... ofreciendo invertir? —Preguntó sorprendida.—Estoy ofreciendo salvarla. —Lion finalmente la miró, y en sus ojos ardía una intensidad que le quitó el aliento. —Pero bajo mis condiciones. —Añadió en tono serio—¿Cuáles condiciones? —Preguntó Olivia, conteniendo la respiración.—Tú estarás al frente. Como CEO. —Respondió. —Debes usar esta oportunidad para obtener mayores beneficios para ti misma. Sé más astuta que ellos. —Añadió con firmeza.Por un momento, Olivia solo pudo quedarse allí, paralizada por la magnitud de sus condiciones. Luego, algo se quebró dentro de ella. Un fuego de seguridad antiguo que creía apagado se encendió en sus ojos.——Está bien. —Su voz sonó extrañamente calmada. —Hagamos esto. —Añadió asintiendo con seguridad, ya tenía claro lo que debía

(Narración en tercera persona)El silencio que siguió a la declaración de Olivia fue tan denso que el tintineo de una copa al caer al suelo sonó como un cristal estallando. Fue la madre de Caleb, Jennifer Winchester, quien rompió el hechizo primero. Una risa seca, forzada, escapó de sus labios finamente delineados.—¡Vamos, Lion! ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? —Su voz, afilada como el cristal que yacía en el suelo, cortó el aire. Avanzó, con su vestido de seda negra susurrando como una serpiente sobre el suelo de mármol. —¿Casados? ¿Tú y ella? —Su mirada recorrió a Olivia de arriba abajo, desnudándola, reduciéndola a la niña tímida e ingenua que una vez fue. —Es absurdo.Caleb encontró su voz, alimentada por la incredulidad de su madre.—Sí, es una farsa patética. —Se rió, pero era un sonido vacío, nervioso. —¿Te casaste con mi tío para castigarme, Olivia? ¿Para hacerme creer que seguiste adelante con el primer hombre rico que se cruzó en tu camino? —Su sonrisa se tornó cru

Al día siguiente.El último acorde de la lección de violín se desvaneció en el aire de la academia, dejando un silencio cargado de satisfacción. Olivia sonrió a la joven estudiante que empacaba su instrumento con cuidado reverencial.—Tu staccato está mucho más claro, Lise. Sigue practicando con el metrónomo. —Recomendó la rubia con una amplia sonrisa.—¡Gracias, señorita Hale! —La chica sonrió, radiante, antes de despedirse con una reverencia.Su representante, Deborah, una mujer con pómulos afilados como un arco de violín y con una energía que podía llenar una sala de conciertos, apareció desde la oficina trasera, con su tablet en mano.—Olivia, mi talentosa estrella, el recital en la Salle Cortot fue un éxito rotundo. Los críticos mordieron el anzuelo. Es hora de lanzar el siguiente. ¿Qué te parece un ciclo de Bach en la Ópera Garnier? Su suelo ofrece una acústica impecable, y...Olivia enjugaba la delicada nuez de su violín con un paño de seda, su mente dividida entre la logística