Al verse sola dentro de la habitación aventó su mochila sobre la cama. Se encargó de recorrer cada centímetro y observar hasta el más mínimo detalle. Necesitaba familiarizarse con su nuevo ambiente, después de todo se consideraba un animal de costumbre. En ese momento pensó en sus hermanos pequeños, en lo fascinado que estarían en este cuarto tan espacioso y luminoso, tan diferente a su habitación ubicada en el húmedo sótano.La habitación era espaciosa, luminosa, solo con los muebles necesarios. Nada de más ni nada de menos, justa y precisa para su gusto. Lo que más le agradó fue el gran ventanal que está tenía, le brindaba una maravillosa vista del campo. A dónde mirase todo era tan vivo, tan verde. Era como una antítesis de como ella se sentía por dentro.Dejó las cortinas y ventanas abiertas disfrutando de la luz solar y la fresca brisa que se colaba por esta. Se acercó a la cama, el colchón a simple vista se notaba alto, esponjoso y por sobre todo cómodo. Una traviesa sonrisa sur
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