Joren estaba enfrascado en el proceso de pagar la abultada cuenta de la cena, una de sus primeras responsabilidades como flamante jefe legal de CIRSA. El mesero, con una terminal inalámbrica, esperaba pacientemente mientras Joren insertaba la tarjeta.Fue en ese momento que Nant interrumpió, su voz clara y llena de una emoción contenida. Se dirigió a todos en la mesa, pero su mirada se posó principalmente en Yago, una mezcla de nerviosismo y anticipación en sus ojos.—Hoy… hoy compré algo para ti, cariño —dijo Nant, su voz suave pero firme, mientras buscaba en su bolso.Yago, sorprendido por la interrupción y el anuncio, levantó una ceja, una sonrisa curiosa asomando en sus labios. Joren detuvo el proceso de pago, y Eunice observó con interés.Nant sacó de su bolso una pequeña y elegante caja, la misma que contenía el reloj de oro blanco que había elegido con tanto esmero. La colocó sobre la mesa, deslizándola hacia Yago.Yago tomó la caja, su expresión intrigada. Al abrirla, sus ojos
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